Introducción
La industria de la tecnología y la información avanza a pasos agigantados hacia nuevos horizontes que dan lugar a conversaciones cada vez más necesarias; una de ellas: la diversidad y la inclusión de las comunidades LGBTQI+. Sin embargo, es necesario reconocer que, como en muchas otras industrias, la visión del mundo sigue estando limitada por perspectivas que no contemplan la complejidad y la pluralidad de nuestra sociedad.
El diseño —desde sus múltiples dimensiones— tiene el potencial de generar un impacto mucho más relevante y significativo en los dilemas sociales modernos, más allá de las estrategias de mercadeo que utilizan muchas compañías a nivel mundial para celebrar el mes del orgullo y otras causas. En algunas ocasiones, estas estrategias se limitan a cambiar su foto de perfil en redes sociales para exhibir un arcoíris en sus logos y, aunque esto pueda resultar empático con la causa de las comunidades LGBTQI+, muchas veces no se hace de manera auténtica, por lo que crear un vínculo real con las personas no es posible. En otras palabras, para los usuarios es evidente cuando una marca realmente simpatiza con la lucha de la igualdad y la inclusión por medio de sus acciones.
Pero entonces, ¿de qué manera podemos mejorar el vínculo con las comunidades LGBTQI+ desde el diseño y la experiencia de usuario?
Género y Orientación Sexual
Cuando pensamos en la relación entre el diseño de productos digitales y las comunidades LGBTQI+, el punto de dolor más evidente son las preguntas sobre sexualidad y género que encontramos en formularios de registro que todos hemos diligenciado en algún punto de nuestras vidas. Desafortunadamente, los conceptos de género y sexualidad se siguen distorsionando y presentando de manera equivocada. Para remediar esto, es necesario entender la diferencia entre ambos conceptos, pues en muchas ocasiones se confunden entre sí.En primer lugar, el género no hace alusión a la condición biológica de una persona. El espectro del género se puede entender desde tres enfoques diferentes: por un lado el sexo biológico, el cual se basa en los órganos sexuales con los que se nace; luego está la identidad de genero, que tiene que ver con la percepción que cada persona tiene de sí misma; y por último tenemos la expresión de género, la cual es la manifestación externa de ciertos rasgos sociales y culturales que permiten identificar a una persona como masculina, femenina o bajo otra definición. La orientación sexual, por otro lado, explica la atracción y el deseo de establecer, o no, vínculos tanto afectivos como sexuales con otra persona.
La Empatía en UX
Ahora bien, para diseñar experiencias agradables y adecuadas para cada público es necesario tener estos conceptos claros y saber diferenciarlos, pues es un factor muy significativo que puede causar sensación de rechazo en los usuarios. La pertinencia de las preguntas que se hacen en torno a los temas de género y orientación sexual es fundamental a la hora de pensar estos formularios. Por ejemplo, no siempre es relevante indagar sobre esto, a menos que se necesiten datos médicos o demográficos muy específicos.
Es por esto que la accesibilidad y la inclusión deben ser pilares esenciales a la hora de diseñar. Una de las cualidades más importantes de un diseñador es la empatía, sin esta sería imposible innovar y dar soluciones a los problemas que nos planteamos. Debemos pensar en inclusión, no sólo en el resultado final, sino como un factor presente en nuestras metodologías de trabajo desde las etapas tempranas de un proyecto. Incluir las voces de personas LGBTQI+ en procesos de investigación, levantamiento de información, testeos, entre otros, nos permitirá tener una visión mucho más amplia y auténtica sobre el contexto y las dificultades reales de los usuarios.
Reconocimiento y Visibilización
Esto me lleva a mi último punto: precisamente, la falta de empatía como sociedad es la que nos ha sesgado y no nos ha permitido reconocer las luchas que han impulsado y conquistado las comunidades LGBTQI+. Y, aunque se han dado grandes avances a nivel político y social, aún nos falta mucho para lograr entornos libres de prejuicios y abiertos a la diferencia que, a fin de cuentas, nos hace únicos.
El diseño tiene un papel muy significativo en nuestra sociedad, pues nos ayuda a entender las interacciones humanas y dar respuesta a necesidades y oportunidades que surgen de estos procesos de exploración y de investigación.
Por un lado, tenemos el lenguaje desde el cual le hablamos a nuestros usuarios. Como diseñadores, debemos comprender la diversidad de identidades para comunicarnos mediante un tono de voz adecuado que se adapte a la comunidad LGBTQI+ de manera respetuosa. Asimismo, es fundamental identificar cómo en distintos contextos existen necesidades concretas que pueden ser atendidas mediante estrategias de diseño.
Implementar etiquetas en servicios turísticos para que los usuarios puedan identificar lugares LGBTQI+ friendly, permitir a personas trans o no binarias usar sus nombres sociales o títulos adecuados como “Mx” en vez de “Mr” y “ Ms” en boletos para eventos, tiquetes de vuelo, documentos de identificación, etc. Estos son algunos ejemplos de cómo desde el diseño y la experiencia de usuario se reconoce a la comunidad LGBTQI+ y se fomentan escenarios y conversaciones sobre el tema.
Conclusión
En definitiva, por medio de un proceso de diseño UX empático y consciente es posible generar un impacto positivo sobre los conflictos y las luchas que llevan a cabo las comunidades LGBTQI+, más allá de generar acciones mercantiles. Al final, el activismo de estas comunidades busca ganar espacios para ser escuchados y representados en la sociedad a partir de su diversidad. En este sentido, el diseño tiene la capacidad de sembrar semillas para el cambio, desde la atención al detalle en los campos y las preguntas en un formulario, hasta fomentar entornos agradables y plantear conversaciones en las que se haga visible la diversidad y la inclusión. “No hay nada revolucionario en la tecnología si es solo para un número limitado de personas” (Roniece, 2018).